Pan con chocolate y naranja. Tú. Un paseo bajo la mirada
sostenida de los rascacielos de la ciudad, o bajo la sombra de las acacias del
Retiro. Mil lugares donde huir y olvidar la vida. Pero aquí se está mejor,
dando migas de rutina a los cisnes negros. Salir a flote tras cruzar los
puentes de la historia. Chocarse con la gente notando su presencia. Dejarse
perder. Dejarse guiar y sorprender. Recorrer de nuevo la Gran Vía y no sentirla
igual. Un café bombón a las tres. Llegar a casa y echar de menos montar en
metro, sentirse tan grande y diminuta a la vez.
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