martes, 7 de febrero de 2012
Indecisión.
Me diste a elegir uno de tus colores y yo no sabia cual
coger, si el rubor de tus mejillas o la chispa naranja de tus ojos; el color
con sabor a chocolate de tus lunares o el negro encendido de tu pelo. No sabía
si quedarme el transparente de tu piel y robar, sin que te dieses cuenta, la
sombra de tus hoyuelos. Estaba a punto de decidirme por el marfil de tu sonrisa
cuando dijiste: tómalos todos, que yo no los quiero. Y mientras lo decías, todos tus colores
perdieron su esplendor.
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