sábado, 31 de marzo de 2012

La pubertad de los astros II

La noche espera el reproche de los días. Procede la guadaña a su desgarro sutil. Se comenta que Plutón ha muerto de sobredosis de rayas de Sol. Júpiter se pinta las pecas y Saturno se quita los anillos. Se sienten troyanos del sistema solar. No habrá quien les desenrede las nubes. Esperan en la esquina a que pase la Vida. Sacan la navaja y la degüellan, convirtiéndola en polvo estelar y robando la venganza de su cartera.
No hay nada más acá de la nada. Dime tú si ves algo más allá.

sábado, 24 de marzo de 2012

Daniel.

Nace de las cuentas de la vida. Es la tangente de la primavera, el resultado de hacer maquetas de las flores. Quiere exterminar lo irracional, y que vislumbrar el universo se convierta en cotidiano. Barre debajo de mis palabras, buscando algo de sentido común. No entiende que no hay nada de común en mis sentidos. Es de acero la base de su arquitectura mental aunque basta un haz de luz de sol para fundirle como el mercurio. No hay esquina del mundo que no quiera conocer y temo que no se aburrirá de demostrar errores en teorías irrelevantes de la ciencia existencial.

viernes, 23 de marzo de 2012

A veces todo se vuelve normal...

Energía extinguida. Agoniza el calor. Un desencanto insospechado. Un desaliento prematuro. Aborto del corazón. Brota la sensatez. ¿Nos han desenchufado? Te miro y desapareces entre nubes de humo. Ya no me envuelve tu magia. He conseguido salir de un salto de tu sombrero de mago. Aunque extraño ese no entender, lo que me ponía la zancadilla cuando intentaba huir. ¿Dónde habrá quedado el campo magnético que me atraía tanto a ti? Menudo apagón, se ha ido la luz. ¿Dónde está toda tu gracia? Echo de menos esos grandes ojos llenos de pasión, como una copa de vino para dos.


¿Sigues ahí? Quizás nunca exististe.
Un haz de colores que se vuelven invisibles.

lunes, 19 de marzo de 2012

Déjame. Déjame a tu lado.

No me digas te quiero. No me llames cariño. No me llames. No quiero palabras. Quiero besos. Muéstrame que estoy equivocada. Dime que todo es mentira y al instante niégalo. Canta en voz baja. Deshaz la música en un susurro y haz que resbale por mis oídos. Canta y mírame. Enséñame todo lo que no sabes. Ven a verme, tienes un millón de excusas tontas. Hazme reír hasta que me duela. Ódiame. Mátame. Pero con cariño.

sábado, 17 de marzo de 2012

Aprendiz

¿Por qué se erizan las cuerdas vocales? ¿Por qué gotea el sudor entre los pensamientos envenenados? Dime, ¿por qué se mezclan las ganas de tenerte con las de dosificar el aire que me separa de ti? ¿Por qué son tan inoportunos los escalofríos? Dímelo mas alto, que sólo oigo susurros. Tengo sordera emocional. Hazme una gráfica con binomios, que quiero tenerlo más claro. Haz un boceto de lo que quieres de mí con el carbón de mis desprecios.
Y si todo sale mal, si al final no nos entendemos, no será tiempo perdido. Si no consigo que me lleves a ver las constelaciones que forman los lunares en tu dorso, no habrá sido en vano. Aunque quede como un suspenso en corazón. Aunque nunca llegue a ser tu peca más perfecta y tu pecado imperdonable. No podré olvidarte si en el tiempo que nos queramos me enseñas una canción. Incluso si sólo bailamos abrazados lo que dure esa canción.

martes, 13 de marzo de 2012

Desvelo

Amo las noches cuando pierden el sueño. Cuando se acurrucan en mi ombligo y me cuentan sus miedos. Pongo a hervir agua en el cráter de la luna y preparo infusiones de romero y melisa. Vuelvo a la cama y miro el techo, vacío de estrellas. La ausencia de luciérnagas del cielo es la que hace perder el sueño a las noches. Mis noches, que tiemblan con el temblor de las sombras de la luz de las velas.

sábado, 10 de marzo de 2012

La pubertad de los astros I

La luna está en celo. La luna se hace mayor rondando a un escarabajo. Y las horas tienen celos, empiezan a sentirse ridículas con tanto tiempo en el escote, que no sirve para atraer a los halos viciosos del queso celeste. Sus aureolas se encienden hoy con esotéricas cuestiones: ¿De qué está relleno el vacío? ¿de crema verde? ¿de algodón con fresas? ¿Cómo describir la oscuridad vacante de la materia? Divertidos campos de minas donde los niños juegan al caer el día. Y pétalos de papel cartón marchitos cuelgan de los tallos de alambre. Todavía hay quien sueña que duerme el invierno. Y está en busca y captura el fa sostenido que sostienen los pianos.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Jugando al parchís. Te toca.


Me vas doblando una a una las esquinas de mi tiempo. No te importa que ya sea circular. Te crees que no me doy cuenta. Pero no pierdo detalle de como me tallas con sumo cuidado. Con sigilo, para no disipar ni por un momento la midriasis de mis pupilas. Igual de simple que yo, que subrayo tus colores para hacerte sentir mejor. No dejemos de enredar, ahora que empiezo a sentir el sentido de tus huellas dactilares marcadas en las figuras de plastilina. Ahora que me embadurno de pinturas acrílicas sólo para que repares en mis matices. Convertir mi arcoíris en tu iris. Ese es mi maléfico plan.

martes, 6 de marzo de 2012

La melodía de la lluvia

Sabes que busco sonidos en los ecos de susurros olvidados. Que con relámpagos rompe la tormenta los ruidos roncos que recuerdo entre rumores. Y son las épocas claras de llovizna apacible los que devuelven al mudo silencio el leve tintineo del polvo de nube, mientras los aguaceros guardan los aguijones y aguantan el chaparrón.

sábado, 3 de marzo de 2012

Latidos

Un latido tras otro. Un continuo latir. En el infinito. No sabes si lo oyes o lo sientes retumbar. Un latido acelerado. Demasiado. No sabes si es tuyo o de quien llama para entrar. Un latido precoz, rítmico, perfecto. Un latido monótono, rutinario. Y, sin embargo, esperas, casi con delirio, el siguiente impulso, temiendo que pueda ser el último tamborileo de la vida.

jueves, 1 de marzo de 2012

Cruce de cueros.

Áspero recorrido hasta tus labios, cubierto de fina seda. Alfombra de piel hasta tu ombligo. El mejor camino para perder la cabeza. Donde cada noche estreno las sombras. El vagón desde el que despido las horas. El lugar en el que descarrilan mis latidos. El pergamino donde escribo mis secretos con jadeos. El origen de tu voz y tus gemidos. El umbral de mi demencia. Impregnado del sabor de lo prohibido. Víctima de dentelladas sin pudor de los colmillos. Amado por las lenguas, pero fiel a la humedad de mis derroches de aliento. Tu cuello, amante de mi boca y de las noches sin sentido.