jueves, 10 de mayo de 2012

¿Te quedas un rato?

Te doy horas de sonrisas, agujetas de carrillos. Te perforo los hoyuelos. Dame tus días. Te los cambio por momentos, que no valen nada para nadie y lo serán todo para ti. Puedo convertir el tic abrumador del reloj en el tacto delicado de tu piel sobre las yemas de mis dedos. Sé inventarme cuentos y narrarlos por escrito en el dorso de tu dorso si me dejas.
Puedo escucharte o desquiciarte.
Puedo amanecer a mil kilómetros de ti si es eso lo que quieres, si es lo que me pides. Soy el dulce que no amarga. Soy el tiempo que quieras quedarte antes de despertar.
Y podría encenderte en mil sentimientos más, como el dolor que no sabrías apagar si te faltase mi aliento.

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