Pequeña tejedora como única amiga. Araña que camina por el
techo de mi cuarto. Eso es todo lo que tengo. Eso, y tú en mi cabeza como
íntimo enemigo. Besos de cobarde, son los besos por la espalda. Un juego de
críos, este juego de los dos. Tus razones no esperan por nadie. Y son tus
razones las que siempre llegan tarde. Son tan castas como impuras las palabras
que me arrancas. Con gusto te daría todo lo que pides pero dentro solo tengo
telas de araña.
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