martes, 19 de diciembre de 2017

Contra el viento

Hay quien me juzga y se sorprende,
hay quién me cala y me disfruta.
Hubo quien le temió al viento y no supo seguir.
Lo aposté todo a una carta y te gané.
Aun me niego que me quitaran el aliento unos ojos pardos casi negros
y aun me pregunto si me lo devolvieron alguna vez.
Te dejé muchas sonrisas que vuelven a mis labios
cada vez que te recuerdo.
Y sí este diciembre fuese un día más,
y si empezara cada frase con un y sí.
Si estuvieran todos los semáforos en verde
no tendría tiempo para ti.
Pero no todos los días son diciembre
ni un minuto suma un año más.
El viento que sale de tu boca ni me frena ni me alienta.
Intentando entrar a cabezazos nos abrimos la cabeza
y de ella salieron las formas de las nubes
que aun jugamos a descifrar.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

Sonrisa caoba

No entendí las reglas del juego. Te recuerdo, sentada en tu pupitre, tu sonrisa tendida con pinzas de sol a sol. Yo colgado, como cada mañana, de una taza de café. En el reflejo entre la espuma buscaba tus ojos negros y la trenza caoba de tu pelo. Encontré tu mirada en mil muñecas y quise seguir el mismo juego pero en ninguna estabas tú. Y mientras espero y desespero, otras esperan por mí. Cuando vengas no estaré, cuando vuelva te habrás ido. Yo voy cambiando de juego y... de loca en loca, tiro por que me toca.

martes, 24 de octubre de 2017

Fuego


Caminando una vez más, por el sendero de siempre. Aunque no ha vuelto a ser el mismo desde que no lo arañan tus pezuñas y se me hace tan extraño. Acelero el paso y se me acelera el pulso y las piernas mandan. Me envuelve el bosque de encinas que tan bien conocías, y me dejo perder. Me pregunto donde estarás, si seguirás trotando por estos campos. Seguro que sí. Llego a la cima, desde donde tantas veces saludamos al sol y mirando al horizonte me encuentro con tus ojos de fuego y mirada profunda, el hocico abierto, jadeante, ansioso, expectante.
¿Cuántas veces has estado esperado para otro paseo?
Hace ya más de siete meses y yo aun sin escribir algo para ti.



jueves, 28 de septiembre de 2017

Distimia

Apagada y gris, como una sombra la vi entrar. Los ojos en los pies y los pies sin suelo. La tez caída, hombros encogidos y pelo enmarañado. Las uñas sin vida y al fin y al cabo, la vida sin uñas. No hacía falta su voz estremecida para hacerme entrever su desdén por sí misma, la desidia del despertar, el terror de las noches, la angustia que la devoraba al mediodía. No era necesario que me contara que cada día era una nueva oportunidad de encontrar la valentía en la cornisa de la ventana o en el acero frio sumergido en el agua tibia de la bañera. Pero el valor nunca llega y solo encuentra la patada del orgullo en las escaleras.
Ahora frente a mí, la veo tan pequeña que apenas la advierto sentada en la silla. Tan pequeña y transparente que mis palabras la atraviesan. Mis palabras, que son de colores, que brillan con luz intensa, que intentan abrazarla y ni siquiera la rozan.
Se acaba el tiempo y su pesadumbre se la lleva, haciendo retumbar los grilletes arañando el suelo. Se marcha como la vi entrar, gris y apagada, con el suelo en los ojos y los pies arrastrados sin vida. Pero la custodian un ejército de letras y sé que volverá. Sé que mis sermones me la traerán de nuevo, una y mil veces, hasta que sometan a sus demonios y sea ella quien los encarcele entre palabras de acero.



jueves, 24 de agosto de 2017

Un café, por favor

Los ojos acechan tras las esquinas, llenos de ignorante maldad. Escuchan las paredes tiesas y blancas, tan inocentes, tan vulnerables y silenciosas.
Entre el asfalto crecen las hierbas que no son tan malas como las cuentan y esperan no ser arrancadas tampoco mañana. 
Dicen, y dicen, y dicen, y no dicen nada las gentes que pasan y pasan, y nunca llegan. Y aquellos que saben y callan, aquellos que tiemblan y avanzan son los que un día escribirán la verdad. Pero dime, Agosto, ¿qué te debo? y dime, ¿qué ha pasado? ¿Cuántas horas muertas crees que caerán esta vez? Duermen a los ojos de los niños que esperan el despertar ansioso de otro día. Para mi yacen ya sin retorno. Serán fusiladas al alba y caerán deshojadas bajo la fría mirada de otro tonto otoño. 

Pero no pasa nada, me sentaré mirando hacia la calle mientras me sirves el café. Ya sabes, como siempre: amargo y delicioso.



jueves, 27 de julio de 2017

Fresa y chocolate

Pensé que llegaba tarde otra vez, como tantas otras. Sin embargo, ya estoy aqui, y antes de tiempo. Nos hemos encontrado donde habiamos quedado en vernos unos años atrás. Juntos de nuevo para terminar el primer cuarto de la tarta y empezar a devorar el siguiente pedazo. Deseando untarnos los dedos de nata y mancharnos la nariz. He aprendido tantas cosas que ya se me han olvidado. Pero lo que me queda claro es que entre dos siempre es más fácil. Juntos desafinamos mejor nuestras canciones favoritas. Es mas divertido quemar las tostadas o enfriar el café. Salir a la noche oscura y ahuyar a la luna. Lo tengo claro, bailar con un pie y discutir uno solo es muy aburrido. Si te quedas conmigo, ya sabes, te invito a pisarnos los pies al ritmo que queramos marcar.


lunes, 26 de junio de 2017

Vendaval

Con el viento que haces no me dejas pensar, agarrar un pensamiento y no dejarme llevar. Tú sigue, con tu estúpido silbido, con tu no parar. Tu fuerza me arrastra al refugio, y no, no quiero y te voy a plantar cara. Aunque revuelvas mi pelo, aunque ahogues mi voz. Aunque te lleves contigo la ropa que ayer te tendí. Te agitas, y sé que te diviertes viéndome temblar cuando arañas mi ventana, cuando gritas en la noche, cuando llamas a mi puerta y detrás de ella no estás. Me despiertas de madrugada y con las palabras en los dientes me peleo con tus lobos.
Tu sigue azotando, vendaval; yo me divierto y te callo escribiendo sobre ti.
Pronto serás poesía y desaparecerás.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Death Valley

Se terminó el agua y la comida. Te adentras en el paisaje ocre, arrastrado, apenas sin percartarte, por nubes de polvo. Cruzas kilómetros de arena que tiran con fuerza de tus pies hacia el centro de la tierra, convirtiendo en una tortura cada paso que das. Acantilados infinitos donde arrojas las esperanzas en bolsas de papel que llevan por logotipo la marca del Diablo. Continuas sediento bajo el castigo del sol mientras enjambres de pensamientos intrusivos arrollan tu mente. Sientes en tu cogote la mirada acusadora de las rocas firmes; yerras si piensas que podrás huir.
Atraviesas la agonía, y al caer la noche el infierno te abre sus puertas y cura tu sed con veneno. Y allí, en la Ciudad del Pecado abandonas la vida; y es allí donde encadenarás tu alma a la desidia y la lujuria durante el resto de los días.
 
 

sábado, 15 de abril de 2017

Rata de biblioteca

Búscame en mi refugio, en este eterno enero. Me encontrarás entre el tintineo de las sombras que tiemblan ante la luz de las velas. Soy lustros de libros que pronto verán la luz.