lunes, 29 de octubre de 2012

La noche de los gatos.


Volver los ojos y 
verte por dentro.

En blanco y negro.

Respirar.

No me hace falta respirar.

Los días vacíos se han llenado de nada y se han hundido.
Ya nadie los recuerda. 
Los eclipsan las luces de los bares, el humo que desprenden los días raros y eternos.
Los reducimos a momentos y cenizas, a labios mojados y versos escritos desde el tejado, viéndote pasar.

No creo eso de que no entiendes mi latir. Anda, ven a hacerme eco un rato, que ya no quedan momentos por abrir ni regalos que puedan ser despreciados.
Ya no hay ruido en la despensa, ni gatos que miren cómo nos miramos. 

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