Desátame de todas tus neuronas. No quiero fragmentos de mí colgando de alguien.
No me tiendas al sol. Yo me alimento del sol que cae sobre las rocas, como los lagartos.
Olvida que una vez fuimos arañas tejedoras.

Yo tejía mi colchón para no caer sobre el frío pavimento el día de la despedida.
Tú cosías flores para mí.
Ahora yacen deshilachadas.
Y no tienes donde caer, mientras yo desato mis alas y me atrevo con el siguiente precipicio.
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