miércoles, 29 de julio de 2020

Ya no te quiero

Ya no te quiero. Aun no has llegado y puedo decir que ya no te quiero. Vendrás y pasarás, Agosto, como todos los demás meses del año, como uno más. Y así espero que sea, que pases y no dejes huella. Aun es julio y ya estás con tu axfisiante calor apretándome el cuello, con ese nudo perfecto que me ahoga en la garganta, con tus treinta y un días saltando y descargando su peso contra mi pecho.

Tu sombra, de luz ardiente, me persigue por detrás de la próxima hoja del calendario. Y sin permiso aparecen las ganas de llorar para masticar desde dentro las entrañas, como una elipse de fuego arrolladora e infinita.

Me sentía más cómoda cuando todo era oscuridad, cuando el frío cerraba mis poros evitando que mi ser se evaporase así, tan en vano. Sin esa luz perforando mis pupilas, sin ese cubo de oro que viertes abrasándome la piel. Sin tu nada que decir, sin tu todo por hacer.

viernes, 3 de julio de 2020

Cortocircuito

Desde que los relojes son ladrones de tiempo, en lugar de darte la hora te quitan el aliento cortándote la vida en cachitos pequeños.

Desde que el correo ni corre ni vuela, es tan inmediato que no me da tiempo a pensar lo que quiero pensarte y ya sabes lo mucho que te quiero antes de que pueda yo saberlo.
 
Desde que mis manos perdieron todos sus dedos menos dos, con los pulgares tartamudeo y en morse nos comunicamos con dos morsas inseparables como prolongación de mi cuerpo.
 
Desde que el corazón se descarga siempre me olvido el cargador en la nevera y cada latido me aleja un megabyte más de ti. Me grita, cansino e incansable que quiere enchufarse una y otra y otra vez.

Desde que el microondas nos enseña a pensar, cada vez dudo más y siento menos. Te veo más y te siento menos. Y me creo menos de lo que veo.

Desde que cambiamos las miradas por palabras mutiladas y los guiños por emoticonos, los párpados se caen y las lenguas no se buscan ni se hablan. El brillo de los ojos ya no conoce la luz, las persianas están siempre echadas, por que las ventanas del alma son ahora pantallas con luz azul antifatiga.

No sé si se me cortocircuita el corazón o tendría que hacer caso a mi smartphone y actualizar mi firmware de nuevo a la última versión. 

martes, 2 de junio de 2020

¿Lo reconoces?

Otra vez tú. Otra vez esta casualidad de la vida de que tú estés ahí y yo a dos metros de ti. Mientras te escuchas a ti mismo pienso en lo que voy a escribirte. Desde tu altanería no puedes ver mis irónicos ronquidos. Lamentos de socorro por unas migajas de silencio. Busco entre tus alaridos unas palabras adecuadas para describirte: un caballero descabellado. Un principe enlatado. Una risa desafinada. Una rana desbocada. Un caballo en una charca, de tuercas desajustadas. Un bostezo prematuro. Un soneto malsonante. Una violación de oidos...

Relájate y disfruta: lo mejor de la función es que siempre termina. 

domingo, 3 de mayo de 2020

Música en tu barriga

Música en tu barriga. Luz.
Primero andar, hablar, sonreír.
Enseguida leer, aprender, escuchar.
Recoge los juguetes después de jugar.
Más tarde maquillarse e ir de compras.
Estudia, me lo agradecerás.
Siempre pendiente de cada paso.
Un empujoncito después de cada caída.
Tus ojos como primer paisaje del mundo.
Tus brazos como primer sustento de la vida.
Me lo enseñaste todo.
No importa cuántos años pasen, cuantas decepciones,
siempre estás ahí.
Y todo lo das.
Ojos avellana, sabor café.
Paciencia y fuerza infinitas.
Sabia como cien años de desventuras.
Dulce como la miel y madre como ninguna.


13 de diciembre, 2013. Santa Lucía


miércoles, 12 de febrero de 2020

Todo lo que me queda eres tú.

Una cosa ten por seguro: no va a ser una rotación más. Se entra a las 8:00h y se sale a las 15:00h sí, pero en esas 7 horas pueden pasar muchas cosas que no te esperas. Olvídate de la rutina. Vas a aprender medicina, claro, pero no la medicina de los libros. Vas a aprender la medicina que nadie te ha enseñado, esa que tanto anhelabas saber.
Aprenderás que el dolor de un paciente se puede aliviar con la presión de tu mano sobre su piel, y que se pueden dar rescates con sonrisas y sentido del humor. Sabrás que tu presencia es importante y que en una angosta habitación de escasa luz caben muchas miradas de confort y palabras de complicidad. Serás testigo de enfrentamientos, en tantas veces que las extremidades inferiores y el cerebro prefrontal piden cosas diferentes y la lucha es irremediable y arrolladora. Pero, tranquilo que también vas a aprender a negociar con la anatomía del cuerpo y del ser para encontrar el punto medio.
Vas a aprender a reinventar el día sobre la marcha porque, como descubrirás, el tiempo es elástico y moldeable y siempre hay un ratito cada día para pasarlo bien. Te demostrarán que la música puede hacer bailar el corazón de una persona que ya hacía tiempo que no sentía nada.
Para mí, la rotación por Cuidados Paliativos ha sido muchas cosas, pero si me pides definirlo en una frase, Paliativos es la voz ahogada que plasma en una pizarra: “todo lo que me queda eres tú”.
Si tu próxima rotación es Cuidados Paliativos, vete preparado. No porque te vayan a preguntar la última actualización de la guía terapéutica, sino porque puede ser que te reencuentres a ti mismo en el reflejo ocular de tu paciente, puede ser que quieras compartir sus lágrimas y daros un abrazo. Pero no te preocupes, porque también aprenderás que no pasa nada por llorar y que, a veces, lo único que necesitan todas las personas es simplemente un abrazo cada 24 o 48 horas.