Igual que llegan las moscas a la piel y vacían los espejos
del alma, las cuencas se cubren de paisaje otoñal: de hojas muertas, milpiés y
arañas.
Ceder a los deseos de caprichosos sentimientos, sin
cuestionarlos. Entregarse a la desidia.
Dejarse llevar por el remolino de
viento, de pensamientos. Arrepentirse cuando es demasiado tarde.
Morir es de
vivos. Nacer es todos los días. Es otra oportunidad de levantarse con el sol y
dejar de soñar el mundo.
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