viernes, 28 de junio de 2013

Un sombrero en el camino.

Descansas a mi lado, siempre atento a mis movimientos. Yo busco una nueva idea. Aunque sea mentira. Igual que las mentiras que abrigan el mundo. ¿Son reales? Son mentiras que hay que creer.

Tú me abrigas.
Yo te creo.

Vuelcas tu sombrero. Está lleno de horas, de puertas, de ideas al fin y al cabo, que me regalas sin pensarlo.

Te miro, intentando comprender. Estás lleno de horas. De oscuridad a oscuridad… ¿deberíamos temblarnos con los ojos? ¿Deberíamos morir de escalofríos? ¿O quizás prometer y olvidar? Solo para crear un momento perfecto. Solo para pagar nuestras deudas al tiempo. Solo para los dos. Para ver la magia rodando desde el hombro hasta las manos, erizando el vello con una caricia. Solo en un instante. Y al momento siguiente buscaremos en otros lares otros versos que nos besen. Se cruzaran nuestras miradas por casualidades. Sin decirnos nada. Solo ellas entenderán nuestra mentira y callarán su realidad.

viernes, 14 de junio de 2013

Susurro de mar.

A menudo, un recuerdo viene a verme. No encuentro razón para tales visitas, fortuitas y tan breves. Cuando se van, dejan el olor de agua salada en el aire de mi cuarto. Siento la arenilla entre los dedos de los pies, el sonido de las olas jugando y el de tus palabras despeinándome.

Yo sin querer mirarte. Tú mirando al mar.

Será que aún, después de tantos años, sigo sin saber qué responder. Será que sigo dudando si venias buscando un abrazo o un porqué. O quizás me supo a poco que te conformaras con rozar mi mano y dieras media vuelta con un hasta siempre entre los labios.

Yo, sin querer mirarte, te veo marchar de nuevo. Una y otra vez te llevas contigo tus miradas, tus palabras, las cosquillas de arena, el olor a mar… Sin poder deteneros.

Sigo sin saber qué venías buscando, ni porqué vuelven ahora tus fantasmas. Quizás nunca te fuiste.
O por el contrario, puede que nunca hubieras estado allí. Que tus palabras fueran tan solo la brisa del mar. Pues no quise mirarte ni escucharte y fingí no sentir la corriente eléctrica de tu mano despidiéndose.