lunes, 4 de junio de 2012

Ceniza azul.


Joder, qué difíciles las despedidas cuando la vida toma ese sabor a carbón y se nota su natural amargor ligeramente más fuerte.
Cuando te llama la tierra con susurros incesantes que te hacen recordar a cada segundo tu destino. Y el dolor promete que no te dejará solo.
Ya se relamen las llamas, que al quitar su manto de fuego dejan un velo azul ceniza cubriendo tus ojos negros.
Pero joder, ¡qué difíciles las despedidas! cuando puedes contar el tiempo, que mides en parpadeos. Cada vez te cuesta más sostener el punto final del siguiente abrir de ojos.
Y ves la última partícula de arena deslizarse en espiral sobre el cristal del reloj y caer en montones de nada.
Ahora, por fin, ya sabes quien eres tú.
Eres tú esa última partícula de nada que resbala por la mejilla.

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