se mueven, se mueven.
Trepan por la garganta hasta salir por mi boca,
te quieren morder.
Escupen su veneno,
se revuelven y con furia sisean a la vez.
Se revuelven y remueven los gusanos que hormiguean en mis manos y en mis pies,
se mueven y revuelven,
están entrelazados,
se muerden entre ellos y te quieren morder.
Aprieto la mandíbula con los puños cerrados,
siento por dentro la fuerza de un león enjaulado.
Las piernas abrasan,
puedo verlas correr quemando el asfalto.
No te cruces conmigo, no te pongas en medio.
Pues verás mis brazos buscando dónde golpear.
Jadea mi boca y detrás hay un rugido que ya no quiere esconderse más.
Las llamas en mis ojos no me dejan ver ni pensar.
Mi yo queda olvidado detrás del animal.