jueves, 7 de abril de 2016

Mar de ciudad

Suenas como el mar embrutecido. Me hipnotizas con tus luces centelleantes, con tu no parar.
Eres liso y constante, camino de negro betún. Me atraes y me conquistas con tus guiños de cristal.
De prisas inconstantes. No descansas, no te cansas, ahora aceleras y ahora te frenas, te paras y te desvías, y vuelves a empezar.

Yo te observo desde arriba, inmóvil, abstraída. Te veo cruzar a la velocidad de la luz. Casi parece que fueras a rozar mis pies, que se balancean bajo el puente. Con la brisa que provocas se forman remolinos infinitos en el aire, y en ellos se enredan, uno a uno, mis pensamientos.
Pasas y pasas y nunca acabas de pasar. 

Y, cuando parece que te acercas, cambias de sentido. Enlazas rotonda con rotonda, pero nunca pierdes la dirección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario