miércoles, 29 de abril de 2015

Alquitrán

Eras un mago; ahora sólo un recuerdo con un pitillo entre los dientes.
Diseñabas cada momento para hacerlo perfecto, sublime.
Te deleitabas en cada palabra, en cada movimiento.
Fuego en la mirada, destellos de tus dedos en cada roce con el mundo.
La sensualidad era en ti algo natural. Desvestías los silencios de su dureza, los desnudabas por completo y los cubrías de encanto.
Eras consciente de tu fuerza de atracción.

Sin embargo, presentía lo que iba a ocurrir: el truco final de tu demostración, una cortina de humo, sin despedidas, sólo un beso de aire gris. Así desapareciste. Bocanada fría, densa, impenetrable, incomprensible, como el humo del tabaco que escapa de tus labios. Igual se esfumaron ellos ante mí, con un regusto amargo difícil de borrar.

Quizás esta historia no merezca estas palabras, pero estas palabras no son para ti.

Ni para mí.

sábado, 28 de marzo de 2015

Pecas de luna

Lentigos sobre la dermis, extendida en superficie. Retrocedo. Lividez en zonas declives. Palidez facial que se equipara ahora a la mía. Los párpados dormidos. La tez suave, relajada.

Y a pesar de todo… ¡qué belleza! qué hermoso cuerpo vacío ahora de toda vida. Signos vitales ausentes. No grites, no lo intentes: ya no queda nadie ahí.
Siento calor. El mismo calor que le falta a ese cuerpo tendido sobre la mesa de acero helado.  Un halo de calor que me envuelve. Diaforesis. Recuerdo mi frágil ortostatismo en determinadas situaciones. Y aquí está, haciéndome caer de nuevo, nublando mi vista. No me deja mirarte ni adorarte. Será porque ya no eres tú -ni te pertenece- quien yace tendida sobre el frío del metal.
 
 

lunes, 16 de febrero de 2015

Próxima jugada

Me has dado tanto en una mirada, esa mirada tan llena de todo, tan directa, tan profunda, que se ha clavado en mis ojos y no se quería apartar. Y no conforme con ello, sin pensarlo y sin permiso los ha atravesado y me ha contado todo lo que no nos hemos dicho.
Me ha sonsacado que te echo de menos y en un susurro de luz me has pedido perdón. 
Has sostenido el castillo de naipes que día a día construimos y estaba a un soplo de desmoronarse y convertirse en ruinas pues hace tiempo abandonamos a su suerte. 
Ahora me toca a mí sacar el próximo as. 

jueves, 22 de enero de 2015

Gato por liebre

Te veo en carne y hueso, después de tantos años inventándote. Te veo y me doy cuenta en un segundo: eres la prueba irrefutable de lo inexistente. Quise creer que fuimos algo tan grande en un universo tan pequeño. Nos amamos en un espacio virtual, sólo veraz en la imaginación, desmentido ahora por la memoria.
De aquello que nunca ocurrió en una noche invisible, esbocé con caricias al aire una historia que olvidé antes del amanecer.
Ahora te veo en carne y hueso.
Te veo esquivando mi mirada y me convences de lo incierto.
Te compré encantamiento y resultó vulgaridad.