Pero no hagas caso.
Al final la tierra que todos ahora pisamos después a todos nos cubre.
Los gusanos que escarban en ella aletean días más tarde sobre tu mano.
Todo gira y culpamos al tiempo, condenado a cargar nuestras quejas sobre ruedas de carro.
Cada segundo nace un segundo. Y cada minuto muere una vida entera.

Y pensamos, por tener alma, que engañaremos a la guadaña.
Sin embargo, ésta solo siente lástima ante nuestro disfraz de eternidad humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario