viernes, 21 de septiembre de 2012

Tiempo muerto

Dame un nombre, dame un sentido para esta nueva vida. Y olvida la antigua, que ya no la quiero.
Dame el candado del cuarto de lo imposible, de ojos sordos, de las noches dormidas. Que solo guardan sus esquinas el monólogo de relojes que ahogan si se les escucha.  No se volverá a abrir cuando sumerja la llave en la Tierra, que ahora vivo en la Luna.


Dame un descuido y róbame el tiempo, juega a esconderlo donde no lo oiga retumbar. Ahora solo pueden hacerme temblar tus "toma mis noches" y tus dedos por mi espalda; tu chispa de fuego bajo las pestañas.
Y derrocha mis horas, que ya no las quiero.

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