viernes, 30 de diciembre de 2011

Thelma y louise

Thelma y louise.
Una palabra prohibida. Mil historias que escribir. Miradas de otros planetas. Un viaje a ningún lugar, que se torne sin retorno.
Eres la chica de ayer.
Ya no me alarmo si al final haces todo lo que dijiste que no tenías que hacer. Si no tenemos un plan, tu ya estás pensando el b. Da igual. Siempre me parecerá correcto. Ya sabes lo que pienso. Hay quien se enfada con el mundo.  Tú no. Tú prefieres pronunciar ·medicago sativa· entre dientes si algo te sale mal. Y si eso no funciona, llámame, que yo te canto deltoya sin parar.
Gata sin gato.
Maestra del arte de volar. Y ahora dicen que saltar se está poniendo de moda. No tienes muy claro si mueres o vuelas; si te ries por reir o cantas por no decir lo que piensas de verdad de las caras hasta el suelo cuando hay siestas sin dormir.
Come on, come on, turn a little faster…
Y en la cabeza una noria. Te montas y no bajas de las nubes hasta la hora de comer. Quien sabe, tal vez solo sea un reto más. Alguien que termine de una vez con este maldito abecedario, que se empieza a repetir.
Ya sabes, la rubia loca que bailaba sola hasta el amanecer.
Lo dejaste bien claro: quien te busque, encontrará. No deja de ser extraño que al buscarte me encontrara tan perdida. Nos pasa por no hacernos caso, por no teñirnos de listas cuando nos da por filosofar.
Leré leré leré…
Sin nada más que decir, hasta dentro de un segundo en que cambie de opinión, te deseo los mejores punto punto punto que se hayan visto jamás:

Que alguien te deje hueco
Que nadie entienda ni tres,
‘enga ahí lo que sea’
Y chocolate por doquier.
Ktdn :) 

jueves, 29 de diciembre de 2011

Quiero fundirme en tu fuego como si fuese de cera.

Entre el edredón nos enredamos como hilos enmarañados y no había quien se atreviera a resolver aquel embrollo de pies y manos, de corazones tuertos y locuras por hacer. Cosimos esa noche todas las noches rotas. Zurcimos cada párpado que alguna vez las pasó en vela. Y pasaron las horas de puntillas, silenciosas, por no molestar, por no desvelar nuestra pasión. Pero tras ellas llegó el sol, torpe y molesto, que le quitó a la noche todo su misterio. Entró por la ventana abierta que no cerró la cordura pues yacía moribunda debajo del colchón.