miércoles, 28 de febrero de 2018

Dobles

Te dejo desesperando a la inspiración. Te dejo con la cama sin hacer, con la ropa sin doblar, con los platos por fregar. Te dejo un sábado por la mañana o un martes por la tarde, la verdad es que me da igual. Te dejo cuando la música se vaya, cuando la luz se deshaga, justo cuando empiece la actuación.
Te devuelvo las horas robadas, el mapa que perdí por encontrarte y las frases que no llegaron a salir de la cabeza. 
Te di los latidos apagados, que aún retumban en voz baja. Y sí, soy yo quien te da la doble identidad.
Y ahora te dejo mis fantasmas, que son de algodón y te arropan por las noches. Te dejo el reloj que te abraza las muñecas y que es igual que todos, siempre marca mal. Te doy mi sentido, ya sabes que a veces va en doble dirección. Te dejo con todas las palabras a medias, esas que nunca tuve el valor de descubrir. Te dejo. Aunque ambos sabemos que no me iré por mucho tiempo. Que volveré arrastrando los pies. Volveré sobre tus alas de color. Y, escondida en tus cuerdas vocales te esperaré, para llenarte de tinta los puños, a susurrarte que nunca me fui, que espero fiel entre tus dedos a que te acuerdes de mí.