viernes, 26 de enero de 2018

Adios

Te olvidé por completo, durante un segundo. Ahora que suena en la radio esa canción que me dedicaste con timidez, se va despertando tu recuerdo. Entre dulzura y amargor, siempre más insulso que salado. Y aun así, se desperezan las ganas de que nos veamos de nuevo y abrazarte. Las oigo bostezar y pedir que olvidemos en ese acercamiento todo lo ocurrido y empezar de cero con aquella ilusión de cuando éramos dos niños.
Sé que no eres el personaje que inventabas, y que volveré desilusionada una vez más, después de unas hamburguesas y un par de palabras sin sal intercambiadas en cualquier cervecería. Será que anhelo esa sensación de flotar en una vida de carnavales y máscaras, en mundo ficticio, en el cual ni yo era yo ni tú eras quien decías. Es cierto que no podíamos sentirnos más cómodos en esa piel de cartón. No sé cómo lo haces, tienes esa capacidad.

Ahora que ya no somos niños, el cartón se volvió de hierro y en unos años se hará de acero. Volvernos a ver sería un experimento fatal: descubrirnos cara a cara contra lo evidente. Al menos yo no repetiré, ahora visto tacones y tengo otros suelos más reales que romper.