martes, 2 de octubre de 2018

Reinventarse

He perdido la cuenta de los días. Y me cuesta cada vez más echarte de menos. Lunes o miércoles, no lo sé. Uno tras otro son lo mismo. Un año o un siglo, qué sé yo. Si jugar con palabras ya no me divierte. Saldré antes del anochecer a buscar alimento y de paso darle patadas al sol. Y quizás, robaré a la luna un poquito de su luz.
Recuerdo que me preocupé por el tiempo y el dinero. Ahora que no tengo ninguno de los dos, ambos me sobran. Y me sobran muchas cosas más. Voy perdiéndolas una a una, soltando lastre.
Aprendí que tienes que meterte en la guerra si quieres conocer tu batalla. Así que entre arbustos de espinas me lancé. Con cuatro rayas de barro pintadas en mi rostro. Con la cantimplora medio llena y las botas de camuflaje, que desempolvé ayer. No me despido. Sé que volveré, más grande y más fuerte.


martes, 18 de septiembre de 2018

Queso y mandarina

Hoy me encontré a la Luna, que era un gajo de mandarina. Dicen que tropezó y, al caer del cielo, ha quedado colgada de una punta en una cuerda de tender. Allí me la encontré dormida, con las ojeras cogidas con pinzas de colores. ¿Dónde estuviste Luna, qué por más que seguí tu destello no te alcancé? Y otras alumbras tanto y no te dejas ver. Ayer te vi y eras de leche merengada aunque queso de la Mancha llorabas querer ser. ¿Dónde están hoy todas aquellas que te acompañaban? ¿dónde las frías madrugadas que deshacías con tu luz? Dime si quieres cenar mañana, que a mí siempre me acompañas, milímetros de frío y blanco fuego bailando al ritmo del viento sobre el mantel. Tú, que de los fantasmas de la noche me haces reír y transformas las sombras a tu antojo. Tú, que me has velado siempre, a mi y a todos. Tú, Luna, que con tu cara oculta descubres nuestra oscuridad. Tú, tan grande y mírate, derretida toda tu cera sobre la manta de trigo y centeno. Todo tu zumo disuelto en este mar de trigo donde el grillo y la chicharra se bañan bajo los aspersores de tu luz gris de Luna de mandarina.

martes, 31 de julio de 2018

Olor estival

Huele a desorden. Una puerta que se quedó abierta nos devuelve los despojos y nos trae las lluvias. Huele a tormenta y no he traído botas ni paraguas. En verdad espero con ansia el agua que cayendo con fuerza se lo lleve todo, empezando por los brotes más verdes. Aunque tú quieras que el ombligo más profundo te engulla y ser el más cobarde, yo buscaré caer y romperme en el suelo en mil pedazos con cada gota que caiga. Cuando escampe iré a buscarte al ombligo más profundo, a cogerte por la solapa si con suerte no estás flotando en el lodo, si con suerte no estás boqueando desesperado. Huele a cadáver desde hace meses y el verano no tiene pudor en destapar nada. Tú esperas con ansia las lluvias que hagan desaparecer todos tus errores, como por arte de magia.

miércoles, 13 de junio de 2018

De revés de vez en vez

Un asalto más. Ataca tu incoherencia contra ti, contra todo. Con lógica quizás para ti, que no sé si comprenderé alguna vez. Otro revés y ya ves, no sé si aprenderás alguna vez. Quisiera contarte todo lo que me dudan las manos, me sudan los ojos y me vuelca el estómago. Todo lo que me desarman tus silencios. Contarte el amargor que disparan mis parótidas inundado mi boca de hiel, otra vez. Quisiera sentarme contigo, ver tu realidad y entenderte para poder explicarte lo que sientes. Quisiera ver el mundo desde tus ojos y enseñarte en un dibujo el mío. Contarte en un garabato que la vida es todo lo complicado que la quieras pintar. Nada más difícil que dejarse llevar, lo sé. Sólo quisiera regalarte mi mundo en un abrazo, que me des tu mano y te dejes llevar. Nada tan fácil, nada tan difícil. Y lo sé, pero cada vez que quiero ayudarte, me muerdes sin pensar.


miércoles, 16 de mayo de 2018

Fight!

Elegir el camino equivocado, sabiendo cuál es lo correcto; o quizás no. Bigeminismo. Ponerte contra las cuerdas y golpear hasta destrozar el espejo, cada vez más fuerte. Decorar tu cara a patadas haciendo añicos el cristal. Romperme las manos por ti hasta reducirte a cero y empezar de nuevo a conocer a tu enemigo. Enemigo de la misma sangre, con la misma piel. Ese que siempre volverá, monstruo en cada asalto más fuerte, más grande, pero siempre el mismo. Con tus mismos miedos y luchando por el mismo sueño: ser el mejor guerrero.


viernes, 20 de abril de 2018

Seguir

Cinco horas buscando al tiempo. Y las cinco se perdieron.
Veinte años alumbrando los pasos con la luz de hogueras de recuerdos. Vivir para prender.
No buscar motivos por el miedo a encontrar el infinito bajo los pies. Vértigo. Abismo. Vacíos llenos de nada. Desperdicios. Y en caída libre, los ojos al suelo.
Despertar en otra oportunidad. No pedir agujas al tiempo. Caminar por el vacío como si tuviera sentido, por el camino de baldosas como babosas que tiemblan a cada soplo de conciencia. No dudar. No pensar.
Tambalearse por la cuerda floja de que está hecha la cordura. Y mirar hacia abajo cuando quieras volver a caer en brazos de la locura.


viernes, 23 de marzo de 2018

Caída libre

Como si no supieras ya de mis suspiros, vuelves a preguntar. Como si no fuera todo tan sencillo y tan difícil de comprender, porque lo hacemos complicado. Nos gusta más así. 
Y yo pienso. Me acurruco y pienso. Y me siento bien. Tan arriba, casi en la cima. De un salto puedo tocar las nubes. Doy un salto y caigo. En un segundo toco el suelo. Me sorprendo serpenteando. Me encuentro sorprendiéndome. Me serpenteo encontrándome. Desidia y arañas. Y el frío otra vez. Pero tengo mi abrigo de telas de araña que tejí en mi mayor estancia en la sombra. Siembro flores, que aún no son más que polvo gris. Y sigo andando, escalando. Ascendiendo. Quizás buscando de nuevo la caída. Como si no hubiera pasado nada. 
Llega la primavera. Me quita el abrigo de los miedos. Y me lanza hacia la vida como si nunca hubiera caído, como si no fuera a volver a caer. 



miércoles, 28 de febrero de 2018

Dobles

Te dejo desesperando a la inspiración. Te dejo con la cama sin hacer, con la ropa sin doblar, con los platos por fregar. Te dejo un sábado por la mañana o un martes por la tarde, la verdad es que me da igual. Te dejo cuando la música se vaya, cuando la luz se deshaga, justo cuando empiece la actuación.
Te devuelvo las horas robadas, el mapa que perdí por encontrarte y las frases que no llegaron a salir de la cabeza. 
Te di los latidos apagados, que aún retumban en voz baja. Y sí, soy yo quien te da la doble identidad.
Y ahora te dejo mis fantasmas, que son de algodón y te arropan por las noches. Te dejo el reloj que te abraza las muñecas y que es igual que todos, siempre marca mal. Te doy mi sentido, ya sabes que a veces va en doble dirección. Te dejo con todas las palabras a medias, esas que nunca tuve el valor de descubrir. Te dejo. Aunque ambos sabemos que no me iré por mucho tiempo. Que volveré arrastrando los pies. Volveré sobre tus alas de color. Y, escondida en tus cuerdas vocales te esperaré, para llenarte de tinta los puños, a susurrarte que nunca me fui, que espero fiel entre tus dedos a que te acuerdes de mí.

viernes, 26 de enero de 2018

Adios

Te olvidé por completo, durante un segundo. Ahora que suena en la radio esa canción que me dedicaste con timidez, se va despertando tu recuerdo. Entre dulzura y amargor, siempre más insulso que salado. Y aun así, se desperezan las ganas de que nos veamos de nuevo y abrazarte. Las oigo bostezar y pedir que olvidemos en ese acercamiento todo lo ocurrido y empezar de cero con aquella ilusión de cuando éramos dos niños.
Sé que no eres el personaje que inventabas, y que volveré desilusionada una vez más, después de unas hamburguesas y un par de palabras sin sal intercambiadas en cualquier cervecería. Será que anhelo esa sensación de flotar en una vida de carnavales y máscaras, en mundo ficticio, en el cual ni yo era yo ni tú eras quien decías. Es cierto que no podíamos sentirnos más cómodos en esa piel de cartón. No sé cómo lo haces, tienes esa capacidad.

Ahora que ya no somos niños, el cartón se volvió de hierro y en unos años se hará de acero. Volvernos a ver sería un experimento fatal: descubrirnos cara a cara contra lo evidente. Al menos yo no repetiré, ahora visto tacones y tengo otros suelos más reales que romper.