martes, 24 de octubre de 2017

Fuego


Caminando una vez más, por el sendero de siempre. Aunque no ha vuelto a ser el mismo desde que no lo arañan tus pezuñas y se me hace tan extraño. Acelero el paso y se me acelera el pulso y las piernas mandan. Me envuelve el bosque de encinas que tan bien conocías, y me dejo perder. Me pregunto donde estarás, si seguirás trotando por estos campos. Seguro que sí. Llego a la cima, desde donde tantas veces saludamos al sol y mirando al horizonte me encuentro con tus ojos de fuego y mirada profunda, el hocico abierto, jadeante, ansioso, expectante.
¿Cuántas veces has estado esperado para otro paseo?
Hace ya más de siete meses y yo aun sin escribir algo para ti.