Tu error fue asumir que me conocías en el primer intercambio de
pareceres. El mío, dejar que siguieras alimentado las confabulaciones,
divertirme con tus suposiciones sobre quien soy. Hablas conmigo y contestas por
mí. Construyes tu mundo de fantasía sin contar con nadie. Te miro desde fuera,
intentando comprender porque digo cinco y escuchas diez. Pero, mira a tu
alrededor, nadie a tu lado, nadie escuchando tus novelas de drama y ciencia
ficción.
El telón se levanta y yo… yo ya
me voy. Sin bombas de humo, sin más trucos de magia, no le des más vueltas a
esta historia de dos caras que nunca existió por ninguna de las dos.