jueves, 22 de enero de 2015

Gato por liebre

Te veo en carne y hueso, después de tantos años inventándote. Te veo y me doy cuenta en un segundo: eres la prueba irrefutable de lo inexistente. Quise creer que fuimos algo tan grande en un universo tan pequeño. Nos amamos en un espacio virtual, sólo veraz en la imaginación, desmentido ahora por la memoria.
De aquello que nunca ocurrió en una noche invisible, esbocé con caricias al aire una historia que olvidé antes del amanecer.
Ahora te veo en carne y hueso.
Te veo esquivando mi mirada y me convences de lo incierto.
Te compré encantamiento y resultó vulgaridad.