jueves, 31 de julio de 2014

Cumpleaños feliz

Ahora me doy cuenta y me pregunto cuándo desapareció la santa devoción, las horas infinitas. Las guerras de indios y vaqueros terminaron, aunque ignoro a favor de quién. Ya no hay más de esas largas jonadas de expedición en la salvaje selva del parque de abajo. La majestuosa construcción de arena, agua y piedras quedó olvidada, abandonada en ruinas.  Marcharon los fantasmas y nunca volvieron a esconderse tras la puerta. Y, en 23 años, los monstruos bajo la cama se transformaron solo en bolas de desidia acumuladas. Y así desvanecieron las sombras y con ellas el terror de las noches con los ojos como ventanales intentando iluminar la habitación. 


Igual, pienso, se asustará y huirá el miedo. Aunque sea necesario una última vez un disparo de agua o un susto mortal.
La lluvia no cae en nubes de azúcar; no resbala en la cornisa.
La lluvia tropieza.